De las europeas
Las elecciones europeas, aunque no son un reflejo de las otras, siempre deja lecciones interesantes para quien quiera entenderlas.
Más allá de la alternancia habitual entre PP y PSOE -que luego reflejan pactando entre ellos para gobernar- estas europeas han consolidado el auge de Vox -aunque en menor medida que otros partidos similares en Europa- y, sobre todo, la irrupción de Se acabó la fiesta, la plataforma de Alvise Pérez, que ha logrado tres escaños. Los analistas interesados han hecho una lectura en clave democracia o ultraderecha, para no ver que, quizás, una población que no encuentra soluciones a sus problemas reales está viendo alternativa en partidos que se preocupan por ellos. Que les acusen de ‘fascistas’, ‘máquina de fango’, hacedor de bulos’, etc. no ha impedido que caiga Macron en Francia, por ejemplo, aplastado por la derecha de Marine Le Pen, porque ya, hasta los insultos no significan nada.
En una España sin industria, aferrada a la agricultura, el turismo y los servicios, dependiente de las migajas de los fondos europeos, son cada vez más los que se están pasando al otro lado de la grieta.