El próximo 28 de febrero se celebra el día de Andalucía, en conmemoración del referéndum de autonomía celebrado en tal día de 1980. 

Desde entonces, Andalucía ha recorrido un largo camino en el que, pese al potencial que se le presupone (agrícola, histórico, patrimonial, turístico y humano), nunca se llegó a abandonar los puestos inferiores en cuanto a desarrollo y riqueza con respecto a otras zonas de España.

Sin embargo, corren nuevos vientos. Con Málaga convertida en una locomotora tecnológica y turística, la comunidad, pese a la inflación y la catástrofe del confinamiento, crece actualmente a un 6,1 por ciento, 9 décimas por encima de la media nacional, lo que, sin duda, abre nuevos horizontes de prosperidad para los andaluces, si se aprovechan.

Aun así, queda mucho camino por recorrer para lograr situar a Andalucía en el sitio que, por tamaño, población y posibilidades de desarrollo, merece. 

Por ello, los fondos Next Generation podrían suponer un trampolín para implementar políticas de desarrollo económico e industrial que generen riqueza y empleo, y que no supongan un amargo recuerdo como aquel infausto Plan E.