Ese alcalde

Editorial de Noticias 24

Uno de los paradigmas del político moderno es inventar problemas donde no los hay para luego pretender resolverlos  a base de leyes y subvenciones y, si no es posible ya, culpar a la sociedad de no adaptarse a las nuevas normativas.

Esto confunde cada vez más al ciudadano, que ve cómo sus problemas cotidianos han dejado de ser la prioridad para ciertos gestores públicos. El reflejo más nítido de esto suele escenificarse en las elecciones locales, donde un alcalde entregado a su pueblo suele obtener el respaldo de los ciudadanos, sea del partido que sea.

Mientras unos divagan sobre cuestiones abstractas y lejanas, al más puro estilo de las campañas a nivel nacional, el alcalde comprometido sabe cuáles son los problemas de su gente, y por tanto se dedica a intentar solucionarlos: limpieza, desempleo, visión de futuro, cercanía, problemas cotidianos y, sobre todo, su capacidad de vivir con el pueblo, de sufrir con el pueblo y, por supuesto, de llevar a su pueblo por delante cuando les llegan las consignas -que repiten como loros- de su partido.

Llevamos tanto tiempo enfangados en problemas inventados, que se pasan por alto los reales, salvo a esos alcaldes comprometidos.