Hacia 2020
El año se acaba sin apenas cambios importantes que hagan deducir un 2020 más próspero y sosegado. Diríase que España es un país crispado en el que una gran parte se ocupa de enfrentarse cada día a los problemas reales que le afectan, mientras se ven atosigados por el argumentario de otros cuantos que, parece ser, no tienen esos problemas reales o les preocupan poco. ¿La economía, el desempleo, la precariedad laboral, la monstruosa burocracia, la educación de sus hijos, el estado de la sanidad pública, la presión fiscal, las pensiones...? Pocos debates serios, pocas actuaciones contundentes, pocas propuestas realistas reciben esas preguntas que se hacen los que habitan el mundo real.
A punto de acabar 2019, echando la vista atrás a estas mismas fechas hace un año, vemos que el camino recorrido hasta llegar aquí, no ha sido fructífero más que para los que, pase lo que pase, siempre es fructífero.
2020 aparece en el horizonte como siempre aparecen los años tras las uvas de diciembre: con esperanza y buenas nuevas, pero llevamos ya demasiados años sumidos en una tensión permanente que no es provechosa para los ciudadanos. Que se arremanguen los que deben hacerlo y enderecen el rumbo con sensatez, sentido común y coraje.
Ese es nuestro deseo.
Feliz Navidad.