En plena sucesión de incendios por toda España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, culpó al cambio climático de ello, cuando, en realidad, la mano humana está detrás de ello, bien por acción directa o por omisión.

Poner el foco en la realidad de los incendios trae más dolores de cabeza y da más problemas a los columnistas para hacer malabares ideológicos, pero, por un lado, se encuentran los inevitables intereses particulares para aprovechar los terrenos calcinados; luego aparecen los pirómanos, accidentales o no, que no se sabe muy bien a qué obedecen sus acciones, como la empresa de reforestación que ha hecho arden los bosques de Aragón.

Y, por otro lado, está un problema que se lleva exponiendo muchos años, como es el escaso cuidado y mantenimiento de las zonas boscosas, bien por falta de personal o, como reclaman los ganaderos, porque el trabajo que antes hacían los rebaños ya no lo hace nadie, con lo que las ramas, hojas y troncos secos permanecen, como el suelo sin desbrozar, sin que nadie lo remedie.
Nadie puede evitar los incendios -ni la sequía- pero sí se puede poner el foco en los problemas para solucionarlos.