Publicidad gratuita en el siglo XXI

No sabemos qué pretende la mente pensante del polémico cartel con la frase ‘comeme toer higo’, pero todo apunta a una campaña publicitaria. Los tiempos que nos ha tocado vivir son así: todo se mueve a ritmo de polémica, amparados en la poca memoria de una sociedad acostumbrada a escandalizarse a diario. Pocos recordaron en el obituario del diseñador David Delfín, que saltó a la fama precisamente por un desfile en el que vistió a los modelos con un burka, o que el futbolista Dani Alves promocionaba sus gafas con los pantalones bajados. 

El signo de los tiempos se reduce a clicks en las webs, incitando al morbo, buscando las cosquillas a una sociedad cada vez más limitada por lo políticamente correcto, porque siempre habrá alguien o algún colectivo que se ofenda e imponga adjetivos: sexista, machista, feminazi, facha... Es el triunfo del golpe de efecto sobre la utilidad del propio producto en sí o sobre el raciocinio sereno ante una opinión.

El cartel es de un evidente mal gusto y a todas luces obsceno, y pretende escandalizar, sobre todo a una histérica clase política y a unos medios de comunicación tan proclives al amarillismo. Sea lo que sea que se busca con este cartel, sin duda ha logrado el objetivo primario: lograr relevancia.

¿Terminarán la campaña dando las gracias por la publicidad gratuita?