Terrorismo, ¿terrorismo?
1987. Atentado de ETA en un Hipercor de Barcelona. 21 muertos y 45 heridos.
2005. Cumbre Euromediterránea de Barcelona. Zapatero. Al presidente se le escapa un “hay que cerrar un acuerdo como sea”, sobre terrorismo. Se cerró un acuerdo en el que los países firmantes condenaban el terrorismo, sí, pero no fueron capaces de definir qué consideraban terrorismo.
2017. Barcelona, otra vez. Ataque sangriento con furgonetas y cuchillos en el corazón de la ciudad. 16 muertos, a los que dividen entre catalanes y otros. Los electos se hacen fotos con Otegui y el embajador de Catar y siguen sin saber qué es terrorismo. Se pide no difundir fotografías o vídeos del horror. De este horror. Al fin y al cabo, los asesinos eran buenos chicos, nos dicen, empujados a la masacre por el Gobierno, el Rey, la catalanofobia, la islamofobia, los turistas, el centralismo y todo aquello que represente a España de alguna manera...
Estuvo el embajador de Catar en la manifestación, claro, pero ni un presidente extranjero ni un triste representante gubernamental de las víctimas extranjeras, como sí hicieron en otros atentados en otros países.
¿Para qué? ¿Para manifestarse contra quién, si nadie en Barcelona sabe aún qué es el terrorismo? ¿Lo sabrá el embajador de Catar?