El Ayuntamiento de Vélez-Málaga va a pedir seis millones de euros de los fondos europeos para la reconstrucción de la economía española para destinarlos a la puesta en marcha del tranvía.

El tranvía es resiliente, ecológico y todo eso que se arguye, pero desde su nacimiento tiene un defecto estructural que lo hace inviable y, además, deficitario: no pasa por el centro de Vélez-Málaga y tampoco cruza Torre del Mar, ergo, hace una función similar a un tren de cercanías, pero no de un tranvía propiamente dicho. Todos los apaños posteriores -como la recuperación del Totá por los barrios- han paliado el problema, pero se sigue necesitando una red de autobuses para dar respuesta a miles de viajeros. En definitiva, así es difícil, por no decir imposible, que los ciudadanos se decanten por un transporte público que no satisface sus necesidades. 

No obstante, esperemos que en la revitalización del tranvía también esté pensado un plan que, más allá de las palabras políticamente de moda, solucione un problema sistémico al que nadie hasta ahora ha dado solución y se pueda convencer al ciudadano de la importancia del transporte público.