Concurso de ideas
Un viajero que pasa por Vélez-Málaga en el siglo XIV -el natural de Loja Ibn Al-Jathib- escribió: “...Vélez es muy buena tierra y patria del creyente; su excelencia viene del abundante riego; es mucha su agricultura; sus campos fértiles… pero …los ánimos de sus moradores están divididos por la envidia y la desconfianza… y …su gente es aficionada a la murmuración y a los chismes…”.
Recuerdo esto para confirmar que las habladurías, las divergencias y los enfrentamientos dialécticos, no son cosa de ahora, ni exclusivo de la vida política. Es más, todos somos conscientes de que en la ciudad de nuestros amores, a poco que salga un tema a la palestra, aparecen de inmediato variadas opiniones, ideas contrapuestas y “visiones”, muchas de ellas vejatorias.
Al igual que en el fútbol todos los españoles tenemos algo de “entrenadores” o expertos en tácticas de juego, en Vélez-Málaga florecen por doquier “expertos” -todólogos les llama nuestra compañera y amiga María Hidalgo- capaces de atisbar y concluir soluciones sorprendentes y asegurar que su idea respectiva es la solución más eficaz para la problemática expuesta, ya sea la creación de aparcamientos, el tráfico, la limpieza de las calles, la ubicación de los contenedores, el emplazamiento de la feria, las obras que la ciudad necesita, los cambios de recorrido oficial de la Semana Santa, la labor de este o aquel concejal…
Por el tiempo que le dediqué en su día al estudio de la Sociedad Económica de Amigos del País de Vélez-Málaga, -que a nivel personal me ilustró y maduró en muchos aspectos-, tengo el convencimiento de que, al igual que ellos, los “Amigos del País”, en el siglo XVIII convocaban “concursos de ideas” para obtener caminos a seguir y lograr, en cada caso, las mejores de las soluciones entre todas las posibles, sería bueno que copiásemos en el presente, en la capital de la Axarquía, aquella vieja costumbre de los veleños, como un truco eficaz para mejorar las resultados que perseguimos…
¿Será posible que entre todas las mentes pensantes de la ciudad aparezcan las soluciones, las propuestas más eficaces, las ideas más brillantes, para que avancemos por la senda del progreso deseado? No estaría mal convocar concursos de ideas para ver si la imaginación de los de esta tierra sobresale sobre la tradicional costumbre de la crítica y la murmuración, de la que existe fama.
En mi época de docente, a la hora de proponer métodos para la solución de problemas, siempre pedía al alumnado que hiciesen listas de posibles respuestas a las interrogantes y sin valorarlas. Eso vendría luego. Es sorprendente las de veces que entre las líneas de las tormentas de ideas zigzagueaban soluciones sorprendentes, brillantes y efectivas.
¡Convoquemos concursos de ideas!, de modo que todos, o muchísimos de nosotros, pensemos a la vez soluciones a los principales problemas que tenemos como ciudad, tales como creación de aparcamientos, limpieza de las calles, ubicación de los contenedores, emplazamiento de la feria…
“Vélez-Málaga se muere”, o “NO se muere”, o “Está ya muerta”, o “Más viva que nunca”… Pensemos soluciones todos, entre todos y para todos. En vez de criticar, propongamos. Es lo más inteligente. ¿O no?