Historia de San Miguel

Artículo de Francisco Montoro

Este 2020, año de la pandemia, en que tanto se echan de menos los tiempos saludables, el encuentro popular y la fiesta en común, bueno es que recordemos la historia y las esencias de la Real Feria de San Miguel, fiesta emblemática del municipio de Vélez-Málaga. 

Aunque el origen oficial del San Miguel veleño está allá por el año de 1842 en que una Real Orden concedía a esta tierra una feria ganadera para finales de septiembre y primero de octubre de cada año, el origen verdadero es mucho más antiguo. Desde tiempo inmemorial, al final del verano, los frailes de San Francisco, del Real Convento de Santiago, celebraban un jubileo al que convocaban a los más afamados oradores del momento. Y, como complemento a estos actos, los veleños organizaban fiestas profanas que realzaban las fechas, tales como fuegos artificiales, conciertos de la banda de música, toros de cuerda, bailes populares... 

Cada vez acudían más visitantes de los pueblos cercanos. Y como llegaban en sus propias caballerías, de modo espontáneo se fue generando una serie de transacciones comerciales que al poco cobraron gran importancia. En algunas zonas de la ciudad se originaron abrevaderos para los animales, y tanto compradores y vendedores, como curiosos, por su gran número atrajeron pronto a comercios ambulantes, cómicos, faranduleros, artistas improvisados... 
Un ilustre veleño, maestro de primeras letras y músico, que en 1909 emigró a la República de Argentina, don Manuel González Herrera, autor de  un hermosísimo libro en el que narra sus memorias, al recordar las ferias veleñas de su niñez, allá por los últimos años de siglo pasado, nos cuenta: “...Dada la importancia de la población y las innumerables transacciones de compra y venta de ganado que durante los tres principales días se realizan, todos los pequeños pueblos que rodean a esta ciudad se vuelcan esos días con distintos y deliberados propósitos. Unos porque vienen a traer ganado para la venta. Otros que desean adquirirlos. Hay quien viene para la compra de objetos domésticos y quien sólo lo hace por distraerse o divertirse... /... siendo tal el considerable número de personas que afluye de todos lados, que las posadas, hoteles, casas de pensión y muchas particulares, se ven abarrotadas de pasajeros...”.
En 1894, al medio siglo de vida oficial, se edita el primer programa de la Real Feria. Una tradición que no se ha roto hasta nuestros días. De ella han bebido otros eventos y otras latitudes. En ella San Miguel también ha sido pionera. Hoy, un siglo después, no hay celebración importante en nuestra tierra (Semana Santa, Romería, Carnaval...) que no edite un libro anunciador en el que aparezcan, junto a los actos programados, información comercial y colaboraciones literarias. Una tradición que ha embellecido nuestra cultura popular. 

En este punto, es de obligado recuerdo don Amadeo Téllez Jiménez, un veleño que se autodefinía como “cómico, político y torero”, que logró ser maestro de poetas y amigo personal de Salvador Rueda, y, por un tiempo, alcalde de Vélez-Málaga. Un veleño que se convirtió en la pluma ilusionada que más sabiduría derramó sobre San Miguel en los libros de feria durante toda una vida.

Hace años, los veleños comenzamos de nuevo la antigua costumbre de la feria de día. La auténtica, la que surgió en los orígenes, pero al modo de hoy. Toda una explosión de fiesta al final del verano, que ha tenido un éxito sorprendente, en la que comparten alegría, bebida y comida miles de veleños y visitantes, y en la que, por la gracia del sur, un regocijo y un jolgorio muy difícil de igualar, cuajan, las calles y los rincones del centro histórico veleño. 

Este municipio tan fracturado, con tantos núcleos alejados, con los diversos partidos políticos, con los distintos medios de comunicación, con variadas iniciativas duplicadas (romerías, car­­na­val...) encuentra en San Miguel, y en su historia, el pretexto y el ejemplo para la vida y fiesta en común, el motivo para la concordia y la complicidad creativa, la razón para alcanzar un indivisible proyecto de futuro, solamente posible en la propagación de la actitud colaborativa. Por San Miguel, desde siempre, se aparcan por unos días, las dificultades y problemas ciudadanos, y la tolerancia, la fantasía positiva, el empeño de compartir, son la tónica que nos distingue. La filosofía ferial, del apretón de manos y del cerrar acuerdos, acampa por feria en la ciencia de este pueblo, y la Real de San Miguel, hidalga tradición que ha propiciado la alegría colectiva de los de aquí durante siglos, nos exhorte a todos a llevar al municipio veleño, y a su comarca, al lugar destinado por su historia.

El coronavirus pasará, y, por San Miguel, Vélez-Málaga volverá a las calles.