Alusiones, clientelismo y pronunciamientos
A la hora de buscar culpables, en las noticias y también a nivel particular o coloquial, es habitual la alusión a las grandes entidades.
Oímos que, la culpa es del mercado, del capitalismo, de la Iglesia, del Estado o de algún personaje al que se encumbra. Con gran desparpajo denunciamos y clamamos contra culpables ubicados en las alturas institucionales, ya sean entes públicos o personas. Aunque, de forma sospechosa, atendemos a esos actores intermedios, y el ciudadano nunca siente su compromiso con lo sucedido... Pongamos algún ejemplo: los incendios forestales debidos al recorte de medios, ¿tienen que ver con las colillas de los cigarrillos? ¿Buscaban sólo la mejor calidad de los servicios quienes pagaron abusivamente los servicios en la trama del caso Koldo? ¿Cuáles eran los objetivos y la procedencia del dinero utilizado? ¿Quiénes acapararon el dinero dedicado a las obras de aeropuertos inútiles u obras similares? ¿Nadie presionó o votó en su día para la apertura progresiva de los canales televisivos autonómicos en Cataluña País Vasco o Valencia? La sombra del clientelismo desciende hasta mucha gente y quedan responsabilidades por compartir. Una cosa es la comunicación directa (Luis de la Fuente anuncia una alineación), y entonces, muy diferentes son los acercamientos indirectos a las noticias, a base de suposiciones de unos periodistas, preferencias de los aficionados, interpretaciones por libre de ciertos indicios, rumores o cosas. Los pronunciamientos tendrán cabida siempre, al menos si tenemos en cuenta la libertad íntima de las personas. ¿Acaso no lo estimamos así? Sin embargo, la validez de las manifestaciones no es un equivalente para todas ellas, ya que hay que contar con sus raíces, argumentos y contextos.