Para la vista tenemos un paisaje sin igual,
un lienzo en blanco y verde
desde su monte hasta el mar.
Un pueblo único. Situado
a las faldas de la sierra
con un marco natural
de olivares y de cepas.
Para el oído, la brisa
que baja desde la sierra.
Ese trino de las aves
es música de la naturaleza.
Y fandangos, verdiales
tradición de la comarca,
folklore por los rincones
y en el campo las chicharras.
Para el olor, el verano.
A tomillo y a romero,
a las uvas moscateles
y al vinillo del terreno.
La Noche del Vino huele
a baile y cante flamenco,
al aroma del lagar
y al perfume del pasero.
Para gusto y paladar
está el vino competeño,
un caldo muy especial
famoso en el mundo entero.
Hay seco, hay afrutado 
Hay moscatel sin igual,
y todos elaborados
para hacernos disfrutar.
Y para el tacto, la fiesta
que llena toda la plaza,
Los pies marcan el compás
y con las manos las palmas.
Es un pueblo con embrujo,
un paisaje con solera,
y su gente es un imán
que atrae a todo el que llega.
Es fiesta en Andalucía
donde se encuentra mi tierra.
El que quiera disfrutar
no olvide venir a verla
y verá con los cinco sentidos
que es verdad lo que se cuenta.