Un canto para este pueblo
que tan pequeño es tan grande
y que por sus calles corren
mis recuerdos y mi sangre.

De Cómpeta y de sus campos
tiene celos hasta el aire,
y la mar le tiene envidia
porque no baña sus calles.

Baja el aire de la sierra
cantando por verdiales
al romero de los montes
y al vino de sus lagares
“Es un placer y un orgullo
llevar el vino en la sangre
y un par de cepas bien grandes
grabadas en el escudo”

Una paleta de color
la moscatel en las cepas
y una explosión de sabor
cuando preside la mesa.

Por eso, quiero:
alzar mi copa de vino
para brindar por mi pueblo
por la salud y el cariño
de todos los competeños.

Sencillo y acogedor
este rincón malagueño
donde el que está de visita
no se siente forastero
tiene un sinfín de virtudes
que conectan cuerpo y mente
para poder disfrutar
de un descanso diferente.
Aquellos que lo conocen
ya saben por qué lo digo,
y solo piensan hacer
otro alto en su camino.

Por el vino, por su clima y su paisaje,
el orgullo que me corre por las venas,
la alegría de saber rimar palabras
y el amor que le tengo yo a esta tierra,
os invito a brindar por este pueblo
mientras yo le dedico mis poemas.