80 años de Príncipe Valiente
Si tuviera que elegir una única serie en el mundo de los tebeos que llevará la impronta de gran clásico y obra maestra, esta sería, sin duda, El Príncipe Valiente en los días del Rey Arturo, creada y diseñada durante la mitad de su existencia por el mítico Hal Foster, bajo la grandeza de las tiras de prensa que ofrecían, y aún ofrecen, en los periódicos americanos y de buena parte del mundo.
El Príncipe Valiente, como se la conoce, cuenta la vida de Valiente de Thule, el hijo del destronado monarca de un reino del lejano norte, que en su niñez más temprana acompaña a sus progenitores al forzado exilio en los pantanos de una Britania donde el legendario Rey Arturo combate contra los romanos, los anglos y los sajones. Pronto, un Valiente adolescente arribará a Camelot tomando contacto con sus bizarros caballeros. Foster presenta a un joven arrojado, astuto y esforzado, pero no lo convierte en ningún superhéroe, Valiente sufrirá multitud de peripecias, y hace honor a su nombre, siendo, además, un adolescente terco, impaciente y, en ocasiones, un poco alocado. Sus hazañas pronto causarán honda impresión entre Arturo y su corte, ganándose rápidamente la amistad de uno de sus compañeros de viaje, Sir Gawain, que lo tomará como escudero.
Las primeras aventuras están datadas en 1937, y lo primero que llama la atención es la frescura de las historias. Foster engancha a la afición y sabe cuándo colocar el oportuno “continuará” (no olvidemos que las historias originales ocupaban una página de periodicidad semanal). Mas si los guiones siguen conformando un relato atractivo, las ilustraciones tienen un insuperable grado de detalle que, ochenta años después, sigue resultando insuperable. La historia de Valiente, Val para los amigos, es lo que en el cómic llamamos una ‘Historia Río’, es decir un símil verídico de la vida de los protagonistas. Val, además de deshacer entuertos y castigar a los malvados, se enamora de Aleta, reina de las Islas Brumosas, acaban casados, tienen hijos y, en los últimos años, nietos, y el protagonismo aventurero pasa, en cierto sentido, a sus hijos y descendientes. De hecho, el primogénito Arn, acumula desde hace tiempo un especial protagonismo. En definitiva, la obra combina aventuras con saga familiar. Una curiosidad más es que las páginas no llevan ‘bocadillos’, sino que los diálogos de los personajes se sitúan en textos a pie de viñetas, junto a los comentarios del narrador.
Con independencia de su maravillosos dibujos y excelentes guiones, Hal Foster, el creador de la serie, ha tenido una influencia capital en el mundo del tebeo a nivel mundial. En primer lugar, aún hoy, 80 años después, Principe Valiente se sigue publicando con nuevas aventuras. En segundo lugar, sus argumentos y dibujos han servido de inspiración a centenares de dibujantes, caso de personajes tan alejados entre sí como el ‘Etrigan’ de Jack Kirby, el ‘Capitán Trueno’ de Víctor Mora y Ambrós o las ‘Crónicas de Lodoss’ de Ryo Mizuno.
Foster, ya mayor y cansado trás décadas de guión y dibujo para su Principe Valiente, decidió poner en manos del excelente John Cullen Murphy, el dibujo, prolongando el guión una década más hasta 1970. Cullen Murphy ilustró al personaje hasta el 2004, año en el que tomarían el relevo la ilustre pareja Gary Gianni y Mark Schultz (dibujo y guión respectivamente), que han seguido encargándose del Príncipe Valiente.