Notas de campaña

Columna de Salvador Gutiérrez

Creo que está por realizarse un estudio serio y riguroso sobre el verdadero impacto de las redes sociales en las campañas electorales municipales. Me gustaría saber, a ciencia cierta, cuántas personas son influidas en su decisión final por los abigarrados mensajes que se amontonan sobre aquellas.

En todo caso, cuando me asomo a ese psicodélico pozo sin fondo de las redes, lo único que aprecio (o desprecio) es ruido y distorsión; tengo la sensación de ir por uno de esos desquiciantes zocos marroquíes en el que todo el mundo te persigue para venderte alguna babucha.

Desde mi humilde  punto de vista, pienso que las campañas locales en nada se parecen a las campañas nacionales. Y, por tanto, los métodos y tácticas de influencia sobre el electorado en nada deberían parecerse. Utilizar tácticas nacionales en lo local me parece un grave error, que, sin excepción, cometen todos los partidos políticos.

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Dicen que la h es muda. Pero esta h clama al cielo: la h que se le ha colado a alguien en una cita de María Zambrano que aparece en una especie de mosaico en el recientemente ‘visitado’ (que no inaugurado) Parque María Zambrano. Al margen de que todos podemos cometer faltas de ortografía y de la buena predisposición y buena voluntad que le presupongo a todos los gobernantes, intuyo que esta h sobrante se nos presenta como una auténtica metáfora de lo que ha sido esta legislatura en Vélez-Málaga. 
Que sobre una h no es baladí: denota la falta de controles, supervisión y coordinación -y quizá precipitación- que ha tenido una de las últimas (y pocas) acciones del gobierno municipal. Esta h muda en el parque es el símbolo final de un gobierno que no ha estado a la altura en casi nada, de un gobierno con poca iniciativa, con ideas poco claras y con poca capacidad de gestión. ¿Qué ha cambiado realmente en Vélez-Málaga desde 2015?: en la respuesta hay silencio y mudez…, como la mudez de la h.

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En el batiburrillo, en las redes (en las que siempre están los mismos), en los mentideros, en los partidos, en ciertas asociaciones, en los pasillos del Ayuntamiento y de Emvipsa, la olla está a presión. La inminencia de las elecciones se vive con inusitado nerviosismo y expectación. Pero yo me pregunto si la mayoría de los vecinos viven este acontecimiento de la misma forma y con la misma intensidad. 

Estoy seguro de que habrá mucha gente -más de la que podamos imaginar- que no conoce ni el nombre ni la cara de los dos candidatos más importantes a la Alcaldía del municipio…

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Y con todo, el 26, habrá que ir a votar. Y si es posible, botar a algunos…