Las Claras, Parador

Columna de Salvador Gutiérrez

A veces, el huracán tropical de las pre y campañas electorales, desparramando ideas y proyectos como una metralleta dispara balas, nos deja alguna cosa que se puede salvar de la quema. La idea se ha soltado al aire, como un ligero globo de helio, esperando que vuele al albur de los vientos y caiga en tierra firme para poder ser llevada a la realidad. 

Al grano: el Partido Popular plantea que el convento de las Claras de Vélez-Málaga pueda ser un Parador Nacional de Turismo. La idea me parece excelente. ¿Qué mejor función puede desempeñar un edificio de su importancia histórica, abandonado a su suerte y cayéndose a cachos? Claro, la primera idea que, siempre, se nos viene a la cabeza, en cuanto que un edificio pone el cartel de ‘se vende’ o ‘se alquila’, es la de su uso con finalidades culturales. 

Pero, seamos serios, no todo el monte puede ser orégano. No todo edificio que se queda vacío o se abandona tiene que tener  un fin cultural. Ya lo hemos dejado escrito en alguna otra columna: considero que en cultura, son más importantes los contenidos que los continentes. Y Vélez, en estos momentos, no puede quejarse de contendores culturales. Quizá sí de sus contenidos. Hay mucho edificio, mucho centro, mucha sala, pero hay poco movimiento en sus adentros. 

Con la excepción del MUVEL, que ha sido el único foco con aroma cultural en los últimos cuatro años, se ha detectado escasa vida cultural en el resto de los edificios destinados a ese fin. La cultura es vida y es movimiento; es calle; es riesgo; es aventura; es dinamismo.

De nada sirve que la cultura disponga de muchos solemnes mau­soleos donde dentro la muerte de la desidia campa a sus anchas.
Por eso creo que sobran espacios culturales y falta materia, contenido, vida, hechos, acciones, reacciones, diálogo, libertad, imaginación… Por eso, Las Claras, debe ser un estupendo Parador Nacional de Turismo: porque una ciudad que se precia de su historia y de sus monumentos debe contar con un espacio que albergue a un turismo apropiado para gozar de sus encantos. Porque no sólo hay que serlo, sino parecerlo, es decir, que la figura/marca de los paradores dota a la ciudad que los acoge de un plus de calidad; una ciudad con Parador parece más ciudad, parece más histórica, más monumental, más digna de una visita.
En fin, se nos llena la boca de turismo y de turismo de calidad; y, sin duda, que Las Claras se convirtiera en un Parador de Turismo, pondría una de las primeras bases para conseguirlo.

Con Las Claras Parador, gana el turismo. Pero también gana la cultura, en todos los sentidos:porque vendrá más gente a saborearla. Y porque nos ahorraremos tener uno de esos edificios fantasma, sin contenido cultural, en pleno centro histórico de Vélez-Málaga.
Esperemos que alguien se tome en serio esta idea y no quede, sólo, en simple hoja mustia, arrastrada por el viento electoral.