Casi 500 días sin ti, Diana
Columna de Segismundo Palma
Fue el 22 de agosto del 2016 cuando desapareciste, Diana. Sola. Andabas. De noche. Cuando el agresor sexual, homicida, te siguió y te metió en el maletero de su coche. Como el que mete ropa vieja, para deshacerse de ella tras usarla. Porque ya no le sirve. Así piensa esa mente criminal. No te veía como la joven que eras. Ven cosas. Cosas que necesita usar a su antojo para dar por un momento color a su vida gris. Para buscar esa emoción que le haga sentirse vivo por un momento, aunque por ello tenga que quitar una vida. La tuya, Diana. Vida que defendiste hasta el final, por eso, dicen, estás ahora muerta. Pero un psicópata sexual que ya ha violado, como hizo El Chicle con su cuñada, sabe que a la segunda víctima no puede sólo violarla. Ya lo tenía planeado. Había fantaseado con ello durante años. Lo había decidido desde que te vio pasear sola, de vuelta a casa, desde la verbena de A Pobra do Caramiñal en la que te divertías por última vez. Necesitaba matarte para poder seguir su delirio, sin testigos. Para buscar una segunda víctima cuando el tiempo y la policía se lo permitiesen. La violación en un psicópata sexual es el preludio del asesinato en su criminal evolución. Y te tocó a ti, Diana. Vivías cerca de él. Compartías un mismo espacio. Un mismo tiempo. Lugar equivocado. Hora fatídica. Es aleatorio. Es terrorífico. El merodeador sabe cuándo atacar. Conoce el terreno. Se siente poderoso en sus dominios. 494 días llevaba tu familia sin ti, Diana. Aguantando toda la mierda informativa que la basura mediática, sin escrúpulos, con poca profesión y muchas horas de emisión, necesitan para alimentar a las fieras. Nosotros. Animalitos domésticos con hambre de carnaza. Y ahí estamos. Que nos lo tragamos todo. A tu madre, que se ha quedado sin hija, que te busca, que te espera, que sabe, que lo intuye, que lo siente, porque te llevó en su vientre y te parió, que te has ido para siempre. Y sólo quiere terminar con todo y que aparezcas. Tu madre soportando a periodistas y casqueros de sucesos soltando que te llevabas mal con ella, “que te tomes un orfi, Diana” es el gran testimonio de su investigación. Que el divorcio de tus padres fue turbio. Que tu hermana menor mea fuera del tiesto. Que tus cuentas de correo siguen activas. Que una trata de blancas te ha llevado a Serbia, Rumanía o Bulgaria. Videntes con bola de cristal también hicieron aparición. Para iluminar el circo. Que sufrías tu juventud en un entorno problemático. El problema no era que llevábamos sin ti más de un año. El problema eran tus padres, claro. He recordado estos casi 500 días sin ti, Diana, a Dolores Vázquez, esa bruja a la que quemamos en la hoguera para sentirnos más seguros. Somos lo que comemos. Y comemos mierda periodística. La Guardia Civil ha hecho su trabajo. El periodismo y nosotros, esa aclamada opinión pública, otra vez, no. El Chicle decidió que ibas a ser tú. Por tu juventud viva. Por tu indefensión. Porque estabas ahí. Dónde él estaba. Casi 500 días sin ti, Diana. Descansa en paz.