Bajo el título 'Pensar Vélez-Málaga en común', la formación morada organiza esta jornada abierta con un claro espíritu "participativo y transversal"
Carl Sagan decía que “qué cosa más sorprendente es un libro. Es un objeto plano, hecho de un árbol, con partes flexibles en las que están impresos montones de curiosos garabatos. Pero, cuando se empieza a leer, se entra en la mente de otra persona; tal vez de alguien que ha muerto hace miles de años. A través del tiempo, un autor habla clara y silenciosamente dirigiéndose a nosotros y entrando en nuestra mente. La escritura es, tal vez, el más grande de los inventos humanos. Une a personas que no se conocen entre sí. Personajes de libros de épocas lejanas rompen la cadena del tiempo. Un libro es la prueba de que los hombres son capaces de hacer que la magia funcione”.
El objetivo de la historia no es el conocimiento del pasado. Al menos, ese no es, según creemos, su fin último. Y ello a pesar de que lo considere así la generalidad o la mayoría de los humanos. La Historia realmente pretende conocer el presente, incluso, tratar de intuir algo de cómo va a ser el futuro. Y para ello utiliza el conocimiento del pasado.
Siempre he sentido que hay miradas que llegan hasta el alma, como es la mirada de la luz de nuestra tierra axárquica: profunda y mediterránea. Nos lo confirma Antonio Gaudí: “La luz mediterránea es la que alcanza la máxima armonía, porque está inclinada a 45º, la cual no incide sobre los cuerpos ni perpendicularmente ni horizontalmente; esta luz, es la luz media, da la más perfecta visión de los cuerpos y la más matizada valoración”.
Cada uno es artista por algo, para algo, en algo o de algo. El arte es el mediador de lo inexpresable y todos tenemos, a veces, cosas que no podemos manifestar con los lenguajes habituales, sintiéndonos obligados a utilizar una manera diferente a lo conocido para expresarnos. Eso es lo que llamamos ‘arte’.