Estamos en sus manos
Deberíamos plantearnos el modelo de sociedad actual y la relación que mantenemos.
Deberíamos plantearnos el modelo de sociedad actual y la relación que mantenemos.
Hay muchos autores de libros que nos hablan sobre el futuro, la mayoría lo hacen con ficción. Pero hay una minoría que lo presenta con un estudio analítico y científico, ejemplo: Homo Deus, de Yuval Noah Harari; El mundo que viene, de Juan Martínez-Barea; El mundo en 2050, de Lauren C. Smith; El futuro de las profesiones, de Richard y Daniel Susskind; Compatible con humanos: la Inteligencia Artificial y el problema del control, de Stuart Russell...
Isidoro Corrales nació en Conquista de la Sierra, en la provincia de Cáceres, pueblo donde nació también el conquistador Francisco Pizarro. Es profesor y actualmente trabaja en CEIP Las Naciones, en Vélez- Málaga.
Preguntarse qué es la vida implica la función de definirla. Pero más importante es aprender a cómo mirar la vida que encontrar una definición.
A lo largo de nuestra historia los seres humanos hemos procurado dar una explicación al universo y encontrar un sentido a la vida.
Vivimos en un mundo global, donde las relaciones humanas son complejas y están muy ramificadas, y ello nos dificulta poseer un verdadero sentido de la Justicia. Porque la concepción de la justicia exige mantener no sólo un conjunto de valores, sino también comprender las relaciones de millones de personas que habitan en los distintos continentes.
Ante las expectativas de un futuro incierto y no predecible, debido a que la única constante que se da es el cambio, surge la preocupación de prepararnos y preparar a las nuevas generaciones para un mundo de transformaciones sin precedentes y de incertidumbres radicales.
El historiador israelí Yuval Noah Harari en su libro 21 Lecciones para el siglo XXI, realiza un análisis antropológico del comportamiento humano, un estudio pormenorizado sobre aspectos sociales, económicos, políticos y religiosos.
La lectura de un libro nos enseña siempre, porque nos vemos reflejados en sus personajes. Sobre todo, si es una gran obra, consigue acompañarnos en nuestra soledad; gracias al diálogo íntimo que surge, y que es provocada por los acontecimientos que viven sus protagonistas.
Cuando vemos la guerra como una acción violenta y destructiva, pensamos en los que la están padeciendo directamente, y procuramos sentir empatía por la gravedad de la situación.
El crecimiento económico necesita de energía y materias primas, y estas son finitas. Cuando se agoten, si es que lo hacen, el sistema entra en crisis. Pero, cada vez que ha habido amenaza de escasez, las inversiones a las investigaciones científicas y tecnológicas han favorecido la explotación de los recursos existentes; descubriendo nuevas energías y materiales.
La visión imperial global del mundo puede ser inminente. A medida que el siglo XXI va avanzando, el nacionalismo pierde terreno.