José Marcelo
José Marcelo
Opinión

El futuro que viene

Hay muchos autores de libros que nos hablan sobre el futuro, la mayoría lo hacen con ficción. Pero hay una minoría que lo presenta con un estudio analítico y científico, ejemplo: Homo Deus, de Yuval Noah Harari; El mundo que viene, de Juan Martínez-Barea; El mundo en 2050, de Lauren C. Smith; El futuro de las profesiones, de Richard y Daniel Susskind; Compatible con humanos: la Inteligencia Artificial y el problema del control, de Stuart Russell... 

Opinión

¿Cómo concibes la justicia?

Vivimos en un mundo global, donde las relaciones humanas son complejas y están muy ramificadas, y ello nos dificulta poseer un verdadero sentido de la Justicia. Porque la concepción de la justicia exige mantener no sólo un conjunto de valores, sino también comprender las relaciones de millones de personas que habitan en los distintos continentes.

Opinión

Prepararse para el cambio

Ante las expectativas  de un futuro incierto y no predecible, debido a que la única constante que se da es el cambio, surge la preocupación de prepararnos y preparar a las nuevas generaciones para un mundo de transformaciones sin precedentes y de incertidumbres radicales.

Opinión

El péndulo: poder o verdad

El historiador israelí Yuval Noah Harari en su libro 21 Lecciones para el siglo XXI, realiza un análisis antropológico del comportamiento humano, un estudio por­menorizado sobre aspectos sociales, económicos, políticos y religiosos.

Opinión

El viaje hacia la experiencia

La lectura de un libro nos enseña siempre, porque nos vemos reflejados en sus personajes. Sobre todo, si es una gran obra, consigue acompañarnos en nuestra soledad; gracias al diálogo íntimo que surge, y que es provocada por los acontecimientos que viven sus protagonistas. 

Opinión

La guerra, una estupidez

Cuando vemos la guerra como una acción violenta y destructiva, pensamos en los que la están padeciendo directamente, y procuramos sentir empatía por la gravedad de la situación. 

Opinión

El pretexto de la economía

El crecimiento económico necesita de energía y materias primas, y estas son finitas. Cuando se agoten, si es que lo hacen, el sistema entra en crisis. Pero, cada vez que ha habido amenaza de escasez, las inversiones a las investigaciones científicas y tecnológicas han favorecido la explotación de los recursos existentes; descubriendo nuevas  energías y materiales.