En la mitología griega, la esfinge era un monstruo de destrucción con rostro humano, patas de león, cuerpo de perro, cola de dragón, alas de pájaro, la boca llena de veneno, los ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre.
Hay sombras que nos cobijan. También está la sombra que camina siempre junto a nosotros, para recordarnos a la otra sombra que se ocultó en el interior de nuestro ser.
A las personas que aman la vida.
A las que sufren y se enfrentan a las adversidades.
A las que luchan por mejorarla.
No hay religión que no se base en el sentimiento de culpabilidad. El origen de esta emoción procede de los valores judeocristianos de nuestra cultura. Donde la figura paternal simbolizada por Dios, es vista como un ser sobrehumano que castiga a quien no sigue las normas y reglas establecidas.
A Irene A.V.
Hay grandes obras en la literatura y en la pintura española que han calado hondo en nuestra manera de ser: El lazarillo de Tormes, Don Quijote de la Mancha, La vida es sueño, o en la pintura de Francisco de Goya, con cuadros como La pelea a garrotazos.