Opiniones

Calma chicha

Siempre se ha dicho: ‘Después de la tormenta llega la calma’. Con el conflicto catalán ‘dale que te pego’, ahora es al revés: lo que se siente es una sórdida calma chicha amenazando tormenta.

Sin embargo, en tan inquietante veraneo político, al Pedro Sánchez no se le ocurre otra cosa para demostrar que sigue vivo que abrir la caja de los truenos de la reforma de la Constitución, con propuestas tales como ‘España nación de naciones’ y otras perlas cultivadas del breviario ‘podemita’. Dejando así al endeble tándem ‘PP & Ciudadanos’, solito ante un dinosaurio decidido a destrozar la nación más antigua de Europa. 

‘Dos no se pelean, si uno no quiere’, reza otro socorrido proverbio. Sobre todo, cuando el músculo lo tiene el otro. Así las cosas, una de dos: O don Pedro confía de verdad en que Rajoy se basta y sobra para frenar el golpe de Estado, o un millón de beligerantes separatistas en las calles de Barcelona le parecen ‘peccata minuta’. Porque, de hacer piña el Partido Socialista con el Estado —evidenciando la fortaleza constitucionalista—, no dudo que el golpismo segregacionista catalán entraría en razones ajustando sus cuentas a la sensatez. Ellos, tan diestros manejando pérdidas y ganancias.

¿La historia (Nogales) se repite? Porque algo es seguro: España no se puede partir por las buenas. Asusta que nadie, ni la UE, advierta la necesidad histórica de reforzarla... para evitar la tormenta fratricida + la desestabilización de Europa. 

Excepto el Real Madrid, que tan elegantemente está cumpliendo su patriótico empeño de bajarle los humos al otrora eufórico catalanismo futbolero.