Democracia degradada
Columna de Antonio Jiménez
Escribir lo que pensaba para esta columna necesitaría más espacio; mejor prefiero que, en mi lugar, lo haga Antonio Caño (El País, 16-2-2019):
“Nada ha degradado más la democracia en España que el surgimiento de un nacionalismo radical en Cataluña que ha menoscabado el valor de la verdad, ha ignorado la función crítica de los medios de comunicación, ha dividido a la sociedad, ha menospreciado a sus adversarios, ha señalado enemigos externos y se ha burlado de la justicia y de las leyes. El presidente de esa comunidad autónoma española [Torra] decía recientemente que la voluntad de “la gente” está por encima de las leyes.
En el caso español, además, el nacionalismo radical catalán ha hecho retroceder al conjunto del país, ha dañado gravemente su imagen internacional, ha estresado al límite el sistema, ha hundido al Partido Popular, ha dividido al Partido Socialista y, como último y gran logro, ha resucitado al nacionalismo radical español que había sido derrotado hace 40 años por una sociedad, por fin, integradora, moderada, reformista y moderna. No se defiende la democracia blanqueando a ninguno de estos nacionalismos con acuerdos políticos, sino desvelando su verdadera naturaleza e impidiendo sus propósitos.
(...) Es en el campo del nacionalismo catalán donde se produjo el terremoto que ha llevado a nuestra democracia a la peor crisis de su historia. Todo lo demás y lo que quede por venir es consecuencia de ese desastre”.
Solo añadir, ya de mi cosecha, que después del blanqueo del separatismo catalán con Sánchez, poniéndolo en igualdad institucional con el Estado, no le viene nada mal a España el debate patriótico propuesto por VOX para la campaña electoral.