Opiniones

Estrambote

Columna de Antonio Jiménez

Decíamos en la anterior columna (20 del 10), “con un pie en el abismo, solo nos queda a los españolitos esperar que el ‘seny’ vuelva a Cataluña”. Y volvió, ¡vaya que si volvió el sentido común a Cataluña! 

Y, para más inri (morbo), llevado en un santiamén desde Madrid, ¡agárrense que vienen curvas!, de la mano del ínclito Mariano Rajoy, erigido por obra y gracia de la flema gallega, cual genio de la lámpara, en ‘el emperador de Las Ramblas’. Sin un tiro, con más suavidad que un guante. Así, como suena: cuando al anochecer del ya histórico 27 de octubre, del brazo de Ribera y Pedro Sánchez (sí, sí, no miento), replicaba la declaración unilateral de la República catalana en el Parlament, con la fulminante puesta en marcha del ya famoso artículo 155, convocando elecciones autonómicas para el 21 de diciembre y poniendo a los sectarios cabecillas del ‘golpe’ ante el altar del Estado de derecho. 

Una insólita jugada maestra que ha colocado a cada uno en su sitio: el independentismo donde solía y en frente a los constitucionalistas. Al tiempo que descolocaba a la universal opinión y pillaba al cuerpo del delito sedicioso, el govern y sus cómplices, con el paso cambiado: unos quedándose estupefactos en casita y otros huyendo pa Bruselas. Y es que, la burla estrambótica que ha sido todo este procés, inevitablemente tenía que acabar en esperpéntico estrambote: Con el Puigdemont dando la matraca ante los sordos oídos de las cancillerías europeas.

¿No querían urnas?, pues tomad urnas. Aunque la fanfarria ‘indepe’ continuará. Solo que ahora como insufrible ruido.