I will survive
Columna de Antonio Jiménez
Nuestro vecino presidente ha prometido sacar la palabra ‘raza’ de la Contitución francesa. Algo, un gesto, que de la mano de Sánchez, Rajoy o Zapatero, me parecería una frivolidad más de las tantas que los españolitos les venimos soportando. Pero que, al tratarse de Macrón (y de Francia), lo entiendo como un clarinazo humanista por la consolidación de los valores universales en un mundo que a duras penas se globaliza. En el que puede haber personas de todo tipo y condición, pero no prejuicios racistas contra ‘el diferente’; cargados como están con la rémora de la crueldad de un tiempo al que demasiado pronto hemos dado por pasado.
Será por todo esto, que me parezca ejemplar y admirable la Francia mestiza que acaba de traerse de Rusia su segundo Mundial de futbol. Paradigma de un mundo nuevo, en el que tanto el color de la piel, los orígenes y las religiones no contaban a la hora de sentirse unidos por el himno de la Marsellesa, tan evocador de las luces y la Ilustración.
Gente capaz de sobrevivir a las calamidades del desarraigo y las migraciones, integrándose civilizadamente. Con el balón y compartiendo los valores objetivos de una cultura basada en la razón, venciendo el resentimiento que los fanatismos religiosos y separatistas, por contra, no cejan en fomentar.
Cómo extrañarnos de que esta Selección tenga adoptado el I will survive de Gloria Gaynor: “Tengo toda mi vida para vivir, todo mi amor para dar. Yo sobreviviré. ¡Sobreviviré!”. Una bella canción que bien podría servir como brújula emocional para los humanos.
Lástima que en esta vieja Europa no quepamos todos. ¡He aquí el problema!