Opiniones

Magnolios 2

Columna de Antonio Jiménez

La condición de ciudad solo se confirma cuando diversas entidades de población consiguen patrimonializar, al menos, una plaza pública capaz de hacer converger dinámica y armónicamente las diferentes sensibilidades de sus respectivas zonas o barrios. Y Vélez-Málaga, a la vista está, que con el tiempo y a duras penas lo está consiguiendo con la plaza de Las Car­melitas. Donde la vecindad, social e in­stitucionalmente se encuentra, re­co­noce e identifica como veleña. 

Para conseguirlo, ha necesitado disponer de polos de atracción social, cuyas fuerzas centrípetas al unísono aprovechan las sinergias de las partes para encontrar en convivencia co­tidiana a su vecindad más común y emprendedora. Como en la actualidad, al fin, desde la remodelación de Miguel Delgado: Ayuntamiento / oficina de Turismo; árboles (magnífico Los magnolios, de Salvador Gutiérrez en Noticias 24) / asientos públicos; kioscos de prensa / chucherías / loterías; Convento & Iglesia; comer­cios; sociedad recreativa, y dos terrazas que la delimitan. En suma: una plaza consolidada. Hay que ser ciego, o empecinado veleño periférico, para no verlo.

De ahí que una asustada veleñez, ante la amenaza de su desertización por una chata moda arquitectónica minimalista, clame al cielo, o al alcalde: ¡No nos la arruinen ahora que está más viva, amable y glamurosa que nunca! Lo que bien está, mejor no meneallo. A lo sumo: retocarla con mimo y buen sentido. 

Y todo, sin necesidad, por una semana al año. En vez de con luces compatibilizar ambas: Carmelitas & Semana Santa.

NOTA: Todo esto, hará como tres meses, lo discutía con Bernardo Pozuelo.