“Un Dios que te regala la fe y a mí me la niega, es un Dios injusto”, argumenté. De lo que podría deducirse, se me ocurre, que ‘soy materialista por la des-gracia de Dios’. Lo que nunca me impidió saber de los dos milenios de las raíces cristianas de Europa y de la ancestral especificidad católica de la cultura española, que es la mía.  

Esto viene a cuento porque el Pablito Iglesias insiste en quitar la dominical misa católica de la TV2, ¡en una España con el 70% de católicos según el CIS! Aunque, ¡ojo!, guardándose bien de mentar los programas destinados al Islam o el judaísmo que igualmente emite la cadena pública. Al contrario que con los Presupuestos, digámoslo, aquí el PSOE sí ha apoyado al Gobierno. ¡Menos mal!

El problema no es la laicidad, sino el talibán cortoplacismo, ¡aquí y ahora!, contra el secular catolicismo de España (mientras el islamismo maniobra para ocupar los flancos), haciendo tabla rasa de los referentes históricos y la lógica reformadora con que nos regala la democracia desde Pericles. 
No dudo que durante la larga marcha de la Humanidad la razón le ganará la partida a las religiones. Mientras tanto, las vehementes izquierdas ‘podemitas’  harían bien en aprender (en vez del grito “Revolución o muerte” de Fidel o el Maduro) de la ‘razón mediadora’ de nuestra paisana María Zambrano.