La batalla naval

El 24 de agosto de 1704 se llevó a cabo, “a la vista de Vélez-Málaga”, la batalla naval más importante de la Guerra de Sucesión Española, la más grande de las que, en todos los tiempos, se han producido en aguas malagueñas, y la causante de que, aún hoy, Gibraltar continúe bajo dominio inglés.

Cincuenta mil personas, entre ambos bandos, van a bombardearse, ininterrumpidamente, desde las diez de la mañana hasta que la oscuridad de la noche interrumpiera la lucha. Hace ahora, exactamente, 320 años del hecho. Y, a pesar de su importancia, continúa siendo una de las batallas más desconocidas -o mal conocidas- de la historia de España. Dudas sobre su emplazamiento, su cronología, las fuerzas contendientes, los intereses confluyentes, las tácticas militares empleadas, los resultados, las con­se­­­cuencias…    

En dicha batalla -conocida por muchos autores malagueños como Batalla Naval de Málaga- se van a enfrentar dos coaliciones internacionales europeas, lideradas por Francia e Inglaterra, respectivamente, que tratan de apropiarse de la ‘herencia’ del imperio español, el más poderoso del mundo en aquel momento, que había quedado huérfano tras la muerte sin descendencia del monarca Carlos II el Hechizado.

El mítico almirante inglés George Rooke -aquel que veinte días antes había conquistado la estratégica plaza de Gibraltar- se va a enfrentar con el Conde de Tolosa, el gran almirante de Francia, e hijo del poderoso Luis XIV, el ‘Rey Sol’. Cada uno tenía detrás una gran responsabilidad y portaba en sus barcos, no sólo el deseo de triunfo, sino el orgullo de sus grandes países y sus reputadas armadas.

Un resultado indeciso, falta de decisión para un segundo envite, confusión, intereses propagandísticos, etc., van a propagar sendas supuestas victorias, por ambos ban­dos, con manifiestas dificultades para la clarificación definitiva del balance real final. Errores de información, de concreción y de documentación, se han cernido en los siglos siguientes sobre este evento militar, difuminando y confundiendo los hechos.

La importancia del conflicto dio lugar a que se produjeran numerosos grabados en memoria del acontecimiento, así como la acuñación de medallas conmemorativas, romances, poemas, memorias, informes, abundante correspondencia, y cualificadas referencias en la prensa de la época, especialmente en Inglaterra, Holanda y Francia. Pero la dispersión, la confusión y el olvido han impedido el justo relieve a esta batalla.

Ilustres autores malagueños co­mo Andrés Llordén, José A. García-Herrera, Rafael Gómez Marín, Francisco Cabrera Pablos, Juan José Plasencia Peña y otros, han focalizado sus investigaciones de la época hacia esta notable batalla naval, si bien, no siempre con la intensidad y dedicación que tal hecho histórico merecía. Sin duda por el conflicto documental, cronológico y propagandístico que lo rodea.

Hoy, 320 años justos después, es bueno recordar que en nuestras aguas, “a la vista de Vélez-Málaga”, las armadas más importantes de los países más poderosos de Europa, se vieron las caras, estando en liza la llegada de los Borbones a la corona española, codiciada en aquel momento por todas las monarquías de la época.

Efeméride para recordar en España, en Málaga y, especialmente, en Vélez-Málaga. Los Borbones lograron la corona de España, pero Gibraltar continuó, a causa de esta batalla naval, bajo el poder inglés.