Corto Maltés, el aventurero tranquilo

Decía el escritor italiano Umberto Eco: “Cuando quiero relajarme, leo un ensayo de Engels. Cuando quiero algo serio, leo a Corto Maltés”. Lo mejor es que, el siempre desmesurado Eco, no declara tamaña enormidad con ánimo de hacerse el esnob o dar lapidarios titulares a los medios. El consejo es certero: nada mejor para saber de qué van la vida y el mundo, que los álbumes del héroe de las historietas de Hugo Pratt. Este año es la efeméride -no sé si premeditada por Pratt- en la que el Corto Maltes del cómic cumpliría 130 años, dado que su creador situó su año de nacimiento en 1887. Del mismo modo, Corto, nació para el cómic en 1967, hace 50 años ya. 
La primera aventura, con el título de La balada del mar salado, está ambientada en el África colonial alemán, en los albores de la Primera Guerra Mundial, y pronto se convirtió en un éxito, primero en Francia y resto de Europa, y después en América.

Corto Maltés es un marino de padre británico y madre gitana española nacido en La Veletta (Malta) a finales del siglo XIX y con residencia oficial en La Antigua, Barbados, pero su verdadera residencia es el mar y lugares míticos y lejanos que siempre despertaron la imaginación en los lectores, como el Caribe, Hong Kong, Venecia y el África colonial italiano, entre otros, ya que las aventuras de Corto son una mezcla de ficción y realidad tal y como lo definía su creador.
La biografía de Hugo Pratt, creador de Corto Maltés, también está labrada a punta de cincel, así como su trayectoria es original, interesante y única. Nacido en Rímini (Italia) en junio 1927, siempre se consideró veneciano. Con cuarenta años, crea a Corto Maltés en La balada del mar salado, que se convierte en un éxito, y hace que los editores le pidan una segunda entrega, algo que no entraba en los planes de Hugo, pero a lo que finalmente termina cediendo, y en 1970 Corto Maltés reaparece en Bajo el signo de Capricornio. Meses más tarde, aparece una tercera entrega titulada Siempre un poco más lejos. Acababa de nacer el mito de Corto Maltés, un personaje que se convertiría en icono para los amantes del cómic y cuyas aventuras continuaron durante los ochenta, hasta que, en 1992, Pratt decidió dar por finalizadas las andanzas del marino. Mundialmente conocido gracias a las historias de su alter ego, Pratt murió en Suiza el 20 de agosto de 1995.

Respecto al carismático marino, sus andanzas están ambientadas en los comienzos de la Primera Guerra Mundial y años 20. En total son 29 entregas compactas, cada una de ellas con una historieta única o con episodios distintos. 

En sus aventuras podemos encontrar a Corto Maltés en la selva de Brasil o bien en la estepa siberiana en un tren junto al famoso Rasputín. Sin duda, la mezcla de realidad y ficción es uno de los grandes ingredientes, pues sirve para alzar el aura real del personaje. Desde Jack London a Hermann Hesse pasando por Stalin, los personajes reales que se cruzan en la vida de Corto Maltés, no dejan indiferente a nadie, pero los personajes ficticios creados por Hugo Pratt, tampoco quedan a la zaga. Mención aparte merecen las mujeres dibujadas por Pratt, como una condesa rusa que viaja por la estepa en un tren blindado, Shangai Lil una joven china perteneciente a la sociedad secreta de las ‘Linternas rojas’ y, por supuesto, Pandora, la hija de un vicealmirante de la Royal Navy. Igualmente, la magia y la alquimia también son protagonistas en sus andanzas.

Los 22 años que Hugo Pratt dedicó al personaje no le hicieron cambiar de idea respecto al fin de Corto, que desaparecerá en los primeros días de la guerra civil española poniendo fin a sus aventuras y desventuras por los siete mares y refugiándose en la costa de Brasil, cuidando de los hijos de quien fue su amor platónico, Pandora. Los avances tecnológicos empequeñecieron el planeta y como bien dijo Hugo Pratt, “en ese mundo ya no había sitio para un tipo como Corto Maltés”.