Nómadas del viento

Siempre me han gustado los pájaros. Desde pe­que­ña, su presencia en nuestra casa era una constante, mi hermano era un entusiasta y hábil rescatador de pajarillos desvalidos que se caían de los nidos. 

Entre vencejos

Repaso la actualidad de es­te lunes de febrero ha­­­­­ciendo un alto en la lec­tura de un nuevo libro que me está encantando. Hoy, día 20, es uno de esos tres días al año en los que se rinde homenaje al gato, ese felino de tacto sedoso, elegante, sigiloso y nada servil, que durante muchos años ha sido un fiel compañero de vida, entrañable, cariñoso...

Alma de blues

Si te sientes sola y no estás bien, no te preocupes, es la hora del blues... Lo dice, cantando en el papel, Jesús Aranda, en su libro Pa­la­bras Hechas, una re­co­pilación de canciones y poemas que sale al aire al amparo de la hermosa colección Poemarios, de Libros de la Axarquía

Mi pluma azul

Escribo con ella pre­ci­sa­mente hoy, que se celebra el Día de la Escritura a Mano, un día que pretende con­cien­ciarnos de lo im­­portante que es, en este tiempo de tecnologías tan avanzadas, no perder el hermoso hábito de escribir a mano, con lápiz, con bolígrafo, con pluma.

Los brazos del ficus ausente

Escribí sobre ellos hace tiempo, cuando esos dos ficus centenarios lloraban su pena de ausencia por el arco de ladrillos donde se apoyaban y que desa­pa­reció del paisaje veleño un día cualquiera.

Ángeles fugaces

Alrededor de una mesa sencilla, con el mantel la­gar­terano que vestía las ocasiones especiales, junto a la chimenea donde cre­pi­taban las piñas, un Belén, decorado con musgo fresco por entusiastas manos in­fantiles, presidía la cena. 

Escudos de oro

Con la animación de las ocasiones especiales, el Teatro del Carmen abrió sus puertas para vivir, un año más, la entrega de los Escudos de Oro a personas o colectivos sociales que, de alguna manera, engran­decen con su trabajo la ciudad de Vélez-Málaga. 

Apolo y Artemisa

El día 20 de julio de 1969, seiscientos millones de per­so­nas seguían por te­­­­­­le- ­visión la llegada del hombre a la Luna. 

La música de los recuerdos

Cruzaba el puente y miraba al río; llevaba un escaso caudal de agua que dis­curría serena bajo mis pies. No era ese río transparente que yo guardaba en mis recuerdos de infancia, no cantaba el agua saltando alegre entre las piedras blancas que brillaban al sol. 

Un jueves completamente viernes

En la quietud de una tarde de octubre, leo los versos del último libro de Luis García Montero. En su portada, una orquídea blanca parece querer con su hermosura suavizar el negro intenso de luto que la abraza.

Las siete vidas de ‘Nika’

La veo corretear por el sa­lón haciendo magistrales re­gates con una uva mos­catel que me ha quitado de las manos. 

El balcón del Tiétar

Vi las impactantes imá­ge­nes de esos incendios que ya son tristemente un clá­si­co del verano. Las llamas de­voraban la sierra arra­san­do pinares in­­­­­ter­­­­­minables que verdean y hermosean paisajes que me son fa­mi­liares, mientras los ve­­­­cinos, horrorizados, miraban con impotencia cómo el fuego se les acercaba. 

Manojo de geranios

Anochecía en el paseo marítimo de Torre del Mar, agosto mostraba su cara más lúdica con el animado ambiente de pa­seantes y gente en va­­­caciones, y una es­pléndida luna llena iluminaba la noche mi­rándose coqueta en el espejo del mar.

San Fermín no va a los toros

Vestido de blanco, con el pa­ñuelito rojo al cuello, el pe­riódico en la mano y la adrenalina a cuestas, el mo­zo corría delante de un to­ro que tenía dos cuernos co­mo dos cañones. Fiel a la tradición de la famosa fiesta que internacio­na­li­zara el Premio Nobel Ernest Hemingway, a quien fas­cinaban los...

‘Summertime’

El verano que empieza llegó con temperaturas extremas, caldeando aún más el ambiente revuelto donde se alternan las nubes y los claros de la actualidad. 

Calles en verso

Por la ventana de mi habitación se colaba la luz tenue de un sol que se iba muriendo lentamente tras los cristales. Me distraía el color cambiante del cielo, el adiós alargado de la tarde, que oscurecía, poco a poco, mi tiempo de lectura. 

Un santo para dos pueblos

Quizá sea uno de los re­cuerdos más antiguos que conservo, que solía in­mor­talizar el fotógrafo de esos momentos festivos.