Tardes patéticas de poética

Atardecía en la calle Poeta Joaquín Lobato, y allá en lo alto, en la terraza de esa casa, sede de la Fundación Eugenio de la Torre, comenzaban a difuminarse las formas para dar paso al esplendor de la luna llena que se alzaba por encima de la torre franciscana y la ermita del cerro, testigos mudos de lo que estaba por comenzar, esa cita con la  música y las palabras en la que siempre hay invitados sorpresa.

La invisibilidad

Seguro que habrá quienes, en algún momento de sus vidas, hayan fantaseado con la invisibilidad. Una ilusión, un juego mental que suele aparejar dos variantes en las que compiten el héroe y el villano.

La belleza

“Reivindico el espejismo/ de intentar ser uno mismo/  ese viaje hacia la nada/ que consiste en la certeza/ de encontrar en tu mirada/ la belleza”. Escucho la canción de Aute y recuerdo un tiempo en el que la belleza la encontrábamos en la idea del bien colectivo, en la reivindicación y en la construcción de espacios democráticos, transformadores cultural y socialmente. En el esfuerzo y la camaradería alentaban la belleza, la utopía y la esperanza.

Paraíso inhabitado

Miro a ese niño, casi un bebé, plenamente entregado al ‘juguete’ que lleva en sus manos. La mamá empuja la sillita con la derecha, en la izquierda el móvil, apéndice electrónico, con el que mantiene una conversación a voces. Es difícil no enterarse de eso que se supone conversación privada.

Puro teatro

La pasión es esa flor que se abre muy adentro, en lo oscuro de las entrañas, y que va venciendo los obstáculos que imponen  vísceras y músculos,  hasta verter toda su savia en las venas y  llegar al corazón  para dejar su esencia en él. La pasión se rezuma, marca definitivamente.  A los...

La pobreza

La pobreza es siempre mal venida. No cae bien. A lo sumo, se la mira de soslayo, se pasa rápido por su lado  o se le deja caer alguna migaja: las sobras del banquete.

Como agua para chocolate

Eso de la comida rápida, no lo entiendo. No me extraña que tenga sus seguidores, porque el mundo parece ir a paso de desfile rápido, con un reloj en la mano y contando los segundos que invierte en cada uno de sus movimientos. Vaya a ser que llegue tarde a no se sabe dónde.

La vida color de rosa

La vida nos depara momentos para todo. Hasta en esos instantes que consideramos vacíos y que transcurren en pura monotonía, cuando menos te lo esperas, salta la liebre y ¡zas! te topas con algo que no esperabas.

El timo del amor

Hablar de timos  en un país donde la picaresca llegó a la cumbre como género literario y donde quien más quien menos  tiene conocimiento de ciertos personajes que elevan el sablazo a arte de esgrima, dejándote, si te descuidas, la cuenta corriente en las puertas de urgencias, podría parecer una paradoja si no fuera por la frecuencia con la que últimamente saltan las alarmas ante este tipo de delitos. 

Bajo las ruedas

Recuerdo un hecho de la que fui testigo una mañana. Entraba yo a una de las tiendas de Calle Nueva, era temprano, siempre me ha gustado salir de compras a primera hora, cuando las correderas hace poco que están levantadas y se puede caminar y comprar tranquilamente.

El ocaso del siglo

En esta mañana soleada y luminosa que, a puertas del invierno, y a semejanza del protagonista de La montaña mágica, me hace perder la noción del tiempo y preguntarme si las estaciones están jugando entre ellas a confundirnos.

La alegría del agua

¡Ay!, ese elemento tan escurridizo, inquilino de nubes, capaz de mutar en niebla o hielo, ese milagro químico que  sorprende las madrugadas con su huella  fresca,  ese repiqueteo que llama a los cristales, que resuena y brilla a nuestro alrededor y hace que nos asomemos con una sonrisa a las ventanas o que salgamos a la calle como colegiales, jugando a mojarnos y no mojarnos, a pisar charcos, a meternos en el café si es que arrecia, esa alegría es el agua. Pura vida. Vivimos en el planeta del agua, aunque se llame Tierra

La risa

La risa es contagiosa; cuando se escucha una risa de verdad, es difícil no volver la cabeza para ver qué está pasando y girarnos ya dispuestos y preparados para secundarla.

Mala conciencia

Este mundo alberga otros muchos. Como muñeca rusa, basta desenroscar un poco para  toparte con otra realidad que aunque parezca la misma, no lo es. 

Para qué la poesía

Hace poco, me comentaba una amiga que la poesía es la chica fea de la literatura, de la que todos alaban sus virtudes, pero con la que nadie quiere salir. Estaba un poco decepcionada.

Bookeron

Creo que, en la historia de la humanidad, no hay un objeto tan preciado y tan maltratado a la vez como el libro. Tan amado y tan perseguido. 

El otoñó del patriarca

En  los últimos periodos electorales, se me viene a la memoria la novela El otoño del patriarca

Pájaros en un cielo de estaño

Me siento a escribir y miro desde la terraza este pequeño bosque del que me enorgullezco. Lo miro y admiro dejándome arrullar por el vaivén de sus ramas y el gorjeo de sus pájaros. Escucho a los mirlos y tórtolas, a los verderones y herrerillos, y me pregunto a dónde irán  a beber, ahora que los aspersores se han quedado mudos y la rueda del agua no canta. 

Pasa la vida

Pablo Milanés canta “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, y en seguida se me viene a la cabeza Violeta Parra, con su “volver a los diecisiete”.

Un pueblo cualquiera

Imagínense un pueblo a orillas del Mediterráneo. Un pueblo que guarda vestigios de civilizaciones remotas. Un pueblo que cuida como un tesoro la impronta arquitectónica, civil y religiosa, que ha ido albergando a lo largo de su historia.